La aportación al mundo del caramelo del iniciador de la saga, Mariano Gil, fue innovadora al crear unos caramelos basados en esencia de violeta. A pesar de la actual profusión de estos caramelos en pastelerías y comercios, La Violeta es el único negocio que vende el dulce original. Además de los caramelos de violetas, las violetas naturales escarchadas, los caramelos surtidos (fresa, naranja, limón, café, anís y menta) y los bombones de chocolate completan el exquisito universo de productos de creación artesanal que ofrece este establecimiento centenario. Y es que todo en La Violeta refleja tradición: su portada de madera y los curvos escaparates de cristal, sus aparadores y expositores clásicos y la bella lámpara que ilumina el contenido espacio del local siguen despertando la admiración de cualquier viandante que pasa a su lado. A día de hoy, la tercera generación de la misma familia está al frente del negocio que tiene a orgullo no haber cerrado nunca, ni siquiera durante la Guerra Civil.