Este negocio comienza en el siglo diecinueve como relojería a modo de actividad principal, pero al mismo tiempo funciona como casa de empeños, préstamos y compraventa de alhajas. De hecho, Regalos Alcázar es el perfecto ejemplo de establecimiento tradicional madrileño que ha sabido evolucionar con los tiempos, incorporando todas las oportunidades y las tecnologías disponibles al servicio de su empresa, pero conservando los matices adquiridos con una experiencia de 130 años que no pueden disimular: basta con admirar su fachada de madera, el rótulo con el nombre y las actividades del negocio y sus característicos escaparates de cristal con los artículos en venta. En el interior, sus suelos son de mármol, y los mostradores de madera con estanterías también en madera y cristal te transportan a otros tiempos. De los fundadores pasó a manos de Francisco Sánchez y Encarnación Alcázar, continuados por Eduardo Baeza y Encarnación Sanz, verdaderos impulsores del negocio. La cuarta generación viene representada por el primogénito de los anteriores, Eduardo Baeza Sanz y su mujer Concepción, que mantienen actualmente la tradición familiar. Hoy en día el establecimiento se dedica íntegramente al regalo, incluyendo joyería y relojería, complementos de plata de ley, artículos de regalo informal y pequeño bazar, etc.