El negocio se mantuvo abierto durante toda la Guerra Civil, de la cual todavía quedan rastros visibles en el mostrador, una pieza original de nogal español.

Narciso continuó al frente del negocio hasta su muerte, en los años sesenta, momento en el que su hija, Ángeles González Arasti, tomó las riendas abandonando algunos artículos e incorporando otros, de acuerdo con la evolución de los hábitos de vida. Los hijos de Ángeles continuaron con el negocio, y después de ellos pasó a manos de Silverio Carballar, que empezó como empleado de Ángeles González. Silverio creó la firma Casa Silverio, introduciendo el negocio tradicional, con toda su esencia, en el siglo XXI, potenciando su presencia en redes sociales y en plataformas de venta online, expandiendo con ello el área de mercado pues, actualmente, Casa Silverio vende no solamente a toda España sino también a toda Europa, a América del Sur y los Estados Unidos.

Hoy, los artículos de decoración tienen cada vez una presencia más importante en el negocio y los decoradores e interioristas destacan a Casa Silverio como un referente en el sector de la decoración. Sin embargo, la tienda sigue vendiendo muchos de los artículos con los que inició Narciso el negocio, como las cuerdas y cordones, las arpilleras, las lonas y los linos, lo que le otorga un carácter de tienda de barrio de toda la vida, y hace de Casa Silverio un ejemplo excepcional de cómo la fusión de lo tradicional y lo digital augura otro futuro centenario.