“El guante Varadé,  cualidades de duración y elegancia” Guante Varadé inicia su andadura en París en un tiempo en que los guantes de piel constituían un símbolo de elegancia en el vestir. Ese mismo año, El Liberal, uno de los periódicos de la época, señalaba las “cualidades de duración y elegancia” del guante Varadé y que su éxito no ofrecía duda. Y así fue: poco después, en 1904, el establecimiento ya disponía de una sucursal en la cercana Espoz y Mina, que ampliarían con otra en la calle de Alcalá unos años después (ya a cargo de su hijo Carlos Varadé). En 1910 funda su fábrica de guantes en la calle Carnero, en la zona de El Rastro, un área, la de la Ribera de Curtidores, en la que se instalaban habitualmente los artesanos de la piel. La importancia del establecimiento seguía creciendo de tal forma que no tardaron en ampliar su actividad a provincias, llegando a alcanzar las quince sucursales después de la Guerra Civil. Hoy en día, es la cuarta generación de la familia Varadé (los hermanos Leonor y Carlos Varadé) la que rige los destinos de este centenario comercio. Su actividad se ha extendido a la creación y venta de medias y calcetines, chales, fulares, sombreros y ropa de baño en verano.