La definición del establecimiento que consta en su licencia de apertura es la de cacharrería, un tipo de tienda de barrio muy típica de aquella época en la que se vendía un poco de todo, desde loza hasta artículos de limpieza, cordeles y alpargatas. Y como tal existe hasta los tiempos de la posguerra, en los que la cacharrería pasa a convertirse en un negocio especializado en calzado. Posteriormente, hacia los años setenta del pasado siglo, fue pionera en introducir en sociedad las alpargatas de vestir, en un amplio colorido y modelaje, incluso para bodas. Pero claro, atendiendo al nombre del establecimiento, es lógico deducir que lo más destacado de este comercio es su amplio surtido de chinelas, o zapatillas que se utilizan sólo para andar dentro de casa. Y así es: abiertas o cerradas, realizadas en todo tipo de materiales (ante, napa, terciopelo, etc.) y fabricadas por los mejores artesanos del calzado de Menorca. Chinela ha sido siempre una empresa familiar que, hoy en día y con la bisnieta del iniciador de la saga, ya ha alcanzado la cuarta generación. Después de mantenerse más de un siglo en la misma ubicación de la calle Jorge Juan, a partir de 2015 solo se les podrá encontrar en la calle Núñez de Balboa