Son, muchas de ellas, figuras articulables con coloridas vestimentas y detallados aparejos y accesorios, realizadas mediante un armazón de alambre forrado de estopa en el que se acoplan las extremidades y la cabeza, talladas en madera o en barro cocido. Sobre las ruinas clásicas donde se desarrolla el Misterio, desciende una cascada de pequeños ángeles. Alrededor, llenando todo el escenario, campesinos, burgueses, pastores, vendedores ambulantes, músicos y la representación del lujo de la corte oriental que compone el séquito de los Reyes Magos. Así es el Belén napolitano del Museo de Historia de Madrid; una excelente muestra de los nacimientos llenos de delicadas piezas creadas en su mayor parte por artesanos y artistas anónimos de la ciudad italiana que trajo a España y difundió el rey Carlos III.