La Moderna se mantuvo en esa ubicación hasta 1909, cuando toma las riendas del negocio su hijo, Alfonso de Brito Sánchez, que decide trasladarse al local definitivo de la calle Alcalá. La barbería se convirtió en espacio de encuentro y de tertulia taurina; no en vano a la vuelta de la esquina vivía la familia Bienvenida, asidua de la peluquería. Entre su ilustre clientela se contaban también Alejandro Lerroux, presidente del gobierno, y el filósofo José Ortega y Gasset. La esposa de Alfonso de Brito, Mercedes Laorden, se puso al frente del negocio cuando quedó viuda. Tras ella, sus hijos se encargaron del establecimiento, quedando como titular el menor, Joaquín de Brito Laorden. Su hijo Alfonso, bisnieto del iniciador de la saga, aprendió el oficio y terminó adquiriendo la peluquería para dirigirla hasta la actualidad. La Moderna combina hoy lo mejor del presente y del pasado, desde las técnicas más modernas hasta otras poco habituales hoy en día como el corte a navaja. El local sorprende por su sabor añejo: la amplia portada de madera y cristal, las paredes decoradas con fotos antiguas, la caja registradora National labrada en bronce, los sillones clásicos de metal blanco, los aparadores con perfumes y champús, los espejos modernistas… Un universo que mantiene conservada una parte importante de nuestro pasado.