A unos pasos de la Gran Vía, en el que fue número cuarenta y dos de la calle de San Bernardo, el maestro artesano don Juan José Araque Ruiz y su esposa, doña Juana Blanco, abrían en 1916 su taller de fabricación de marcos y molduras, desarrollando un oficio que por aquel entonces era totalmente artesanal y minucioso. El establecimiento, como otros muchos de la época, disponía de una trastienda que hacía las veces de vivienda de los propietarios, y de un sótano abovedado que funcionaba como almacén que, en este caso, se utilizaba para guardar las maderas talladas y las herramientas de trabajo. Posteriormente, en la Guerra Civil, sirvió como refugio durante los ataques aéreos. Ambas estancias, a día de hoy, siguen conservándose en perfecto estado. Con el transcurso de los años, Joaquín Araque Blanco, el cuarto de los hijos del matrimonio, pasó a hacerse cargo del negocio, ocupándose de mantener el buen hacer en el oficio de la enmarcación. En 1975 inauguró otro establecimiento de las mismas características. Gracias a su tesón, esta forma de trabajar artesanal ha ido pasando de generación en generación.

En la actualidad, el negocio es pro- piedad tanto de sus hijos Joaquín y Ana María Araque, como de su nieto, Héctor López Araque, bisnieto del fundador. Durante todos estos años han fabricado marcos para museos y otras instituciones, para decoradores, pintores, grandes empresas y público en general, siendo el único establecimiento del gremio que ha conseguido alcanzar los cien años. La familia Araque realizó un cambio de nombre a Cuadros Mariam y de localización a Calle Fermín Caballero, 75.