No es de extrañar, ya que esta calle, anteriormente conocida como calle de las Tenerías (tenería es donde se curten pieles) fue en la que se estableció en el siglo XV el gremio de curtidores. Lo instaló en el número 18 de la calle (hoy 16), en el que ya existían prenderías o tiendas de ropa usada desde al menos 1880. De hecho, Deltell ya se encontraba allí en 1891, cuando ardieron varios edificios de la zona, ya que aparece su nombre en noticias relacionadas con el suceso. La actividad inicial de El Valenciano fue la de ropavejero o venta de ropa usada, a la que posteriormente añadiría la venta de uniformes y efectos militares y la guarnicionería. La familia Deltell continuaría al frente del negocio hasta finales del siglo pasado, cuando en 1998 la familia López, una longeva saga de curtidores y guarnicioneros iniciada por Pablo López Vergara y proveedores de toda la vida de El Valenciano, se convirtieron en continuadores del negocio original al adquirir el establecimiento a los últimos Deltell dedicados a esta empresa. El dueño actual, Román López, tataranieto del iniciador de la saga, es de momento el último representante de una historia que corre unida a la de los Deltell. Hoy en día se dedican a curtidos, guarnicionería, talabartería, calzado y artículos de reparación de calzado.